Mosquitos: el año Niño potencia su presencia y el cambio climático les sienta bien

El calor y la humedad potencian la presencia de estos insectos. Para controlar sus poblaciones se recomienda un abordaje integral. "El mejor insecticida es el conocimiento", explicó el ingeniero agrónomo Carlos Tasinato.

Interés General 14/12/2023 Redacción El Informe de Ceres Redacción El Informe de Ceres

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Tan molestos como inevitables, los mosquitos forman parte del combo del verano en el Litoral argentino, donde la humedad, el calor y el tipo de vegetación forman el marco perfecto para su reproducción y supervivencia.
 
Este año, con el fenómeno de El Niño (más lluvias que lo habitual) mostrando toda su potencia en esta región del sur de América, estos insectos presentes en casi todos los rincones del mundo invaden parques, patios, zonas verdes y también domicilios de forma insistente, sobre todo a la mañana temprano y cuando cae el día.

 Según explicó el ingeniero agrónomo Carlos Tasinato, a cargo de la dependencia de Control de Vectores de la Municipalidad de Rosario, la invasión de estos insectos es un suceso que ocurre cada año a partir de mediados de la primavera y durante el verano, cuando empieza a haber más humedad y más lluvias que durante el resto del año.

 “Es lo habitual: hay un pico de lluvias en primavera y otro hacia finales del verano y principios del otoño, que coinciden con las temperaturas óptimas para el desarrollo de poblaciones de mosquitos”.

 
La humedad y el calor forman el marco perfecto para la reproducción y supervivencia del mosquito.
El efecto de El Niño
La pregunta del millón que circula entre los habitantes del Litoral es si este año hay más mosquitos de lo habitual, tal vez motivada por el recuerdo cercano de los últimos veranos marcados por una sequía inédita y una bajante extraordinaria del río Paraná.

 “Los picos poblacionales dependen de diferentes factores ambientales, a veces se adelantan y arrancan a mediados de noviembre. Hay que recordar que, siendo este un año Niño, estamos teniendo precipitaciones más abundantes que lo normal, ya que este fenómeno las potencia”, dijo Tasinato.

 
"Estamos teniendo precipitaciones más abundantes que lo normal", confirma el especialista.
“Venimos de años de sequía y bajante pero no diría que no hubo mosquitos, diría que hubo períodos más cortos con presencia de estos insectos, momentos menos prolongados, pero este año el fenómeno de El Niño potencia su presencia”, explicó.

Identikit
En relación a los tipos de mosquitos más comunes en Argentina, el especialista explicó que existen tres tipos a nivel país que son “los más complicados” para gestionar en relación a la salud y al bienestar de la población: el Aedes aegypti, que es el que transmite el dengue entre otras enfermedades y vive sobre todo en zonas urbanas.

 El otro es el Culex (de muy amplia distribución en la zona, pero sin impacto sanitario tan marcado, al menos hasta ahora), y el popularmente llamado “charquero” (Aedes albifasciatus) que es muy oportunista y que se desarrolla en ambientes como parques e islas y tiene hábitos más diurnos.

 “El charquero y el Culex son molestos porque pican, y si bien a veces es necesario hacer controles de población no es algo fácil de hacer, porque crecen en grandes espacios donde encuentran buenas condiciones ambientales que son imposibles de controlar en su totalidad”, dijo Tasinato.

 “Hay que entender que nosotros tomamos contacto con el ambiente y que la naturaleza nunca es algo estéril, interactuamos todo el tiempo con otras especies y hay que conocer sus códigos. No significa no hacer nada al respecto, pero es imposible pretender que no haya mosquitos en esta época del año”, agregó.

Un control que tiene límites
Si bien se trabaja con determinadas pautas técnicas, el ingeniero agrónomo señaló que el control de los mosquitos debe hacerse desde una mirada integral que puede incluir desmalezado y corte de maleza y aplicaciones con químicos, algo sobre lo cual hay que trabajar con cuidado y mucho conocimiento para no agrandar el problema o, incluso, generar nuevos.

 
Recomiendan el uso de ropa con mangas largas y colores claros porque atraen menos a los insectos y, sobre todo, el uso de un buen repelente.

“El uso de insecticidas debe realizarse como acciones focales para contener al mosquito si hay desborde de la población. Hay que entender que la fumigación pasa a ser como un ansiolítico, es algo complementario, porque usada en exceso es mala, sobre todo si se usa el mismo insecticida repetidas veces y termina generando una resistencia. A la larga genera un problema mayor”.

 Por eso, para Tasinato no hay que “gastar” una buena herramienta de control -como un insecticida- en “cuestiones menores” como pretender que “no haya ni un mosquito” en verano.

 “Si se fumiga a mansalva se agota una herramienta que puede servir para casos más complicados como si hay brotes de dengue. Hoy en día el control de plagas no pasa por el uso de un insecticida y punto, el mejor insecticida es el conocimiento y un abordaje integral”, razonó.

El efecto de la crisis climática
El cambio climático significa, entre otras cosas, olas de calor más frecuentes y severas y mayor cantidad de lluvias fuertes e inundaciones. Calor y agua son el caldo de cultivo perfecto para los mosquitos, ya que el aumento de las temperaturas permite que estos insectos crezcan más rápido y vivan más tiempo.

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